martes, 28 de octubre de 2008

BUSQUEDA FRENETICA


Un amigo y polemista de este blog, el Dr. Francisco de Zavalía, en su comentario al post "El efecto Chicago gana consenso académico" sostiene:
"Realmente estoy medio shockeado con todo esto. Te habrás dado cuenta, luego de tantos comentarios, que soy bastante más liberal que vos, aunque no llego a los extremos de ciertos personajes funestos a quienes, no te animas a nombrar (seguro por temor a que te parta un rayo). Tengo 28 años, estoy bastante viejo para andar cambiando de opinión a esta altura pero... ALAN GREENSPAN dice que ve "fallas" en el mercado. El fin del mundo esta a la vuelta de la esquina: http://abcnews.go.com/Business/wireStory?id=6095195"
¿Qué querés que te diga Francisco? Creo que estamos lejos del fin del mundo, pero sí en una clara fase de crisis terminal del capitalismo conocido hasta ahora: por más que duela aceptarlo a muchos (aunque muchos empresarios ya lo admiten sin problemas) somos testigos privilegiados de una profecía científica cumplida sobre el capitalismo, no de Nostradamus claro, sino de Karl Marx: la inevitable crisis de superproducción capitalista, tal como lo describe Francisco Umpiérrez Sánchez:
"Lo que algunos analistas presentan como causa de la crisis, los negocios ficticios y la especulación, Marx nos dice que prescindamos de ellos. ¿Por qué? Porque desvirtúan la esencia del capitalismo. Pero además nos hace una pequeña anotación muy importante: esos negocios ficticios y esas operaciones especulativas son estimulados por el crédito. ¿Por qué? Porque los bancos ponen a disposición de los capitalistas o de los que se hacen pasar por capitalistas todos los ahorros de la sociedad.
Pues bien, una vez establecidos aquellos supuestos, Marx explica que la crisis sólo podría explicarse por dos razones: una, por la desproporción de la producción en las distintas ramas, y dos, por la desproporción entre el consumo de los capitalistas y su acumulación. Con respecto a la desproporción entre ramas es manifiesto que el sector de la construcción creció de forma desproporcionada respecto del resto de los sectores económicos. Pero también creció de forma desproporcionada el sector del automóvil y el sector de la telefonía móvil y otros sectores. De ahí que se produzca, de momento, una baja en la venta de viviendas y de automóviles.
Con respecto a la segunda causa, la desproporción entre el consumo de los capitalistas y su acumulación, diremos lo siguiente. La reposición de los capitales invertidos en la producción (en la producción de casas, por ejemplo) depende de la capacidad de consumo de las clases no productivas, de los rentistas, de los ricachos, pero éstos no tienen necesidad de comprar casas, porque ya las tienen y de sobra. Mientras que la capacidad de consumo de los trabajadores está limitada por las leyes del salario, que para una gran mayoría social sólo da para llegar a fin de mes. Los obreros son quienes necesitan las viviendas, pero no tienen dinero para adquirirlas. Y si aumenta el paro, más se reduce el poder adquisitivo de la clase obrera en su conjunto y más se manifiesta la crisis como crisis de sobreproducción.
Por lo tanto, como sostuvo Marx, “La razón última de todas las crisis reales es siempre la pobreza y la limitación del consumo de las masas frente a la tendencia de la producción capitalista a desarrollar las fuerzas productivas como si no tuvieran más límite que la capacidad absoluto de consumo de la sociedad”.
Sin duda que esta crisis desató una auténtica búsqueda frenética de explicaciones ideológico científicas en autores que se creían perimidos. Veamos: las ventas de El Capital de Marx se disparan en Alemania. "Marx está nuevamente de moda", dijo Schütrumpf, director de la editorial Karl-Dietz en Berlín. Los lectores son de una "joven generación académica que tuvo que reconocer que las promesas neoliberales no se cumplieron", agregó Schütrumpf.

Por otro lado, el economista Keynes se convierte en best seller: El boom de Keynes es global; está directamente relacionado a la crisis de los mercados, que deja a la teoría neoclásica (ortodoxa) tradicional, con sus equilibrios, elegancia matemática y expectativas racionales, sin respuestas para entender lo que está pasando. El estadounidense Paul Krugman, galardonado esta semana con el Nobel de Economía, recomienda seguido en sus columnas leer la "Teoría General", que escribió Keynes hace 71 años y que tiene, según el profesor de Princeton, una actualidad sorprendente. Krugman está etiquetado como un "neo-keynesiano" y viene defendiendo, en la actual turbulencia, la intervención del Estado.
Keynes textual:
El rol del Estado: "Espero ver al Estado, sobre la base de la conveniencia social general, asumir una responsabilidad cada vez mayor en la organización de las inversiones."
La política monetaria: "Por mi parte, soy ahora un poco escéptico respecto al éxito de una política puramente monetaria dirigida a influir sobre la tasa de interés"
En esta interesante entrevista a la politóloga belga Chantal Mouffé, sostiene algo que hasta hace unos meses parecía una locura: "Los europeos miramos con cierta envidia lo que ocurre en América latina. Frente a la izquierda europea, que sufrió las consecuencias de mimetizarse con el neoliberalismo hasta desaparecer como opción, la latinoamericana reaparece con nuevos ensayos. El consejo: buscar un camino con sello propio"
Coincido con Chantal Mouffé: llegó la hora de elaborar en latinoamérica nuestras propias soluciones para nuestros auténticos problemas. De tener audacia, por una vez, para no comprarnos recetas envasadas en laboratorios ya fracasados. No es el fin del mundo ni nada que se le parezca... bien mirado puede ser hasta una oportunidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien resumido y sintetizado. Deseo destacar 2 cosas: la imperiosa necesidad de redistribuir la riqueza y de crecer según parámetros propios. Eso exige no sólo una sabia dirección (primero la política y luego los técnicos para llevarla a cabo), sino también la concienciación de su necesidad, tanto a nivel de las clases populares como de una burguesía que debe aspirar a la autonomía de su modelo y a rechazar imposiciones nefastas. Por otra parte, debe recordarse la imposibilidad del capitalismo de hacer crecer hacia el infinito a la llamada clase media: las crisis periódicas sirven también para menguarla, absorber su acumulación de capital y proletarizarla para obtener el necesario colchón de mano de obra barata y empobrecida que "redistribuya" el capital humano, reduzca los costes laborales, reorganice el "beneficio" y anule los logros sociales. Nueva expansión y nueva crisis.