domingo, 23 de agosto de 2009

VOLVER A LOS CLASICOS


En un momento de desesperanza, o en un intervalo lúcido, vaya a saber, Fibrilatus nos manda este artículo de España:

“No soy burro para pagar la enfermedad de otro”, así rezaba una pancarta que esperaba a Obama en una reunión con ciudadanos para explicar la reforma sanitaria que quiere implantar en EEUU. Me pareció impresionante. Inconcebible desde cualquier óptica ética y desde la visión de un europeo, incluso, desde la perspectiva de una derecha eternamente partidaria de recortar beneficios y derechos sociales.

Y esto ocurre en un país que ostenta entre 46 y 50 millones de ciudadanos que carecen de cobertura sanitaria. Donde mucha gente pierde sus propiedades para costearse tratamientos médicos o directamente mueren por carecer hasta de propiedades. ¡Encima el motivo profundo para llevarla a cabo de Obama, más que el de la solidaridad social, es el de reducir costes ya inasumibles!.

Incluso los que tienen cobertura con alguna mutualidad muchas veces tienen que pagar el “diferencial” entre la cobertura que tienen y el coste real de tratamiento. A este ciudadano se le considera el típico “celoso del déficit presupuestario del Gobierno y vigilante del destino de sus impuestos!”. Pero para mí o es un reverendo boludo o un franco hijo de puta. Le preocupa “su guita” destinada a sanidad, pero no así la destinada al inconmensurable presupuesto militar habitual y al “extra” destinado a guerras ilegales, injustas y lejanas. Tampoco le preocupa el ingente presupuesto destinado a salvar a los bancos, que seguramente a él mismo lo tienen sometido a hipoteca usurera o que han llevado a este pequeño accionista a la quiebra. Evidentemente, tampoco “ve” a los desempleados, a los indigentes, a los drogadictos y analfabetos de su propio país. “Mi guita es mi guita y no pago la enfermedad de nadie”. Es un exponente absoluto del lavado de cerebro que ha sufrido la clase media por el neoliberalismo puro y duro y la derecha que campa a sus anchas.

ACTUALIDAD EUROPEA:

En España, los empresarios piden “reformas estructurales en las relaciones laborales”. Ya sabemos lo que significa este eufemismo: que los despidos salgan gratis, que se fomente la economía sumergida sin controles y sin derechos, proponer reducción de sueldos y derechos a cambio de “no echarte a la calle por la crisis”………….. Es decir, abaratar los costes productivos, aumentar los contratos temporales y facilitar los despidos. Quizás sea difícil y caro despedir en España. ¡ Imagínense cómo estaríamos si ya tenemos 4 millones de desocupados si el despido fuese “barato y más flexible”!. Esta desfachatez es la típica de la derecha y el ultraliberalismo.

Además, ahora se está desvelando toda la inmensa corrupción que acompañó a la burbuja inmobiliaria. Corrupción política y de políticos, de municipalidades, de licencias ilegales, de coimas, de sobrecostes injustificados en obras públicas (ay, ese PP, sobre todo, gran partidario del “Estado pequeño y mercado grande”). Quizás los Tribunales castiguen a algunos. Pero eso de la corrupción y de la famosa “inseguridad jurídica”, vemos que no es atributo exclusivo de nuestra Latinoamérica. ¿Qué seguridad jurídica han tenido los españoles durante esta década de desmanes y corrupción con los fondos públicos?. Ya sabemos dónde estaba la derecha durante este tiempo. ¡Aznar, qué bueno que te fuiste a la mierda! (Al menos de momento, porque es capaz de volver).

Francia está aguantando aceptablemente la crisis y, parece, que está sacando algo la cabeza de debajo del agua. Ello se debe, básicamente, a una gran cobertura social, a un Estado centralista, intervencionista y fuerte con un poderoso sector financiero e industrial estatal estratégicos, junto con otro sector también poderoso y desarrollado privado pero “nacional”. Entre el chauvinismo clásico francés defensor de “lo suyo” (nada que ver con la Sociedad Rural Argentina, que toma el té a las 17.OO horas), y la gran resistencia social al cambio de esta situación, impidió que Francia siguiese en exceso los consejos del FMI y no se apuntó a la ola privatizadora y vendedora de bienes nacionales. Ay, querido Menem, ¿por qué no miraste a Francia?.

VOLVER A LOS CLÁSICOS:

A pesar de todo, como decía en este post, persiste la esquizofrenia y la gente vota a la derecha (ver el post en este blog “Europa y su deriva esquizofrénica”). Con este panorama, en España llevamos unos meses inundados con sesudos artículos con titulares similares a “¿Dónde está el progresismo?”, “¿Qué debe hacer la izquierda en el siglo XXI”?, “¿Cuál es el programa de la izquierda moderna?”,etc…etc…

Yo lo tengo claro: la derecha y la oligarquía está donde siempre y, siempre, siempre piensa, actúa y propone igual y más de lo mismo. Ahí está su fuerza. Tiene una ética, una filosofía y un actuar que nunca cambia. Es un “clásico”.

La izquierda y el progresismo en general, se llegó a creer los mismos postulados del neoliberalismo y su visión se enmarcó en los mismos esquemas y presupuestos que la derecha, quedando “igual” a ésta y desnaturalizándose hasta no existir diferenciación posible.

¿Y qué hacer?. Para mí es diáfano: la izquierda y el progresismo (no hace falta ni siquiera ser revolucionario) debe volver a lo “clásico” también. Apuntemos algunos preceptos: recuperar la ética pública e individual, facilitar la participación social, fortalecer al Estado para intervenir sobre el mercado, sobre el desarrollo productivo y útil para el país, reinvindicar la bondad y la utilidad social de los impuestos directos (“El que más gana más contribuye”) como mecanismo distribuidor de la riqueza y de mantenimientos de logros sociales básicos, luchar contra la corrupción y el entreguismo de los recursos propios, etc…… y 10 preceptos más que todos Uds. tienen en mente. Como no soy un iluminado sé que también lo saben los dirigentes. El problema es que hay que volver al trabajo político, a la pedagogía de base, a desandar el lavado de cerebro generalizado de la sociedad……. Pero eso es mucho laburo y es más cómodo disfrutar de los réditos a corto plazo y seguir instalados en la dinámica de siempre.

En conclusión: hay izquierda, hay progresismo, hay programa, hay situación objetiva, pero la izquierda está ESCONDIDA, CANSADA Y NO QUIERE LABURAR. Que esto sea así en Francia, Alemania o Suecia puedo entenderlo. Al fin y al cabo, son países y sociedades desarrolladas, privilegiadas dentro del concierto mundial. Pero que esto mismo pase en Argentina (con su pozo de miseria, su déficit sanitario, educacional, con su media Patagonia vendida a extranjeros, con su déficit de infraestructuras…..), me duele. Me duele mucho.

Fibrilatus.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno el post, pero el final me dejó dudando: si la izquierda se debe recluir en el principismo idealista pajerista intelectual, estamos perdidos.
Sentarse a esperar que llegue la revolución no sirve de nada. Me suena a lo siguiente: yo voto a Pino Solanas o a cualquiero otro que me deje bien con mi conciencia, y mientras tanto le dejo libre el camino a la derecha: que sean ellos los que se ensucien las manos.
Nosotros los izquierdistas nos sentaremos a criticarlos duramente y a esperar, con gran paciencia ética, nuestro momento.
Esto tampoco sirve para nada.

Gabriela (una mina a la que le gusta la acción, y la pelea en el barro: la única que le hace daño a la derecha)

Anónimo dijo...

Gabriela: el post va dirigido casualmente en el sentido que tú mencionas.La izquierda o como se llame está sentada en el bar tomando cerveza, que es de lo que me quejo. Es una apelación a plantarse y no rehuir la lucha ideológica, a salir a disputarle la calle a la derecha, a rebatirle sus argumentos, a apoyar los nuestros y explicarlos,etc.... También hará falta alguna o muchas peleas en el barro, pero a todos los que están mirando pasivamente o simplemente les da miedo/asco el barro, deberíamos explicar por qué nos peleamos.
Sólo apelo a recuperar el laburo político tanto intelectual como de "acción". Gracias por ser así,que también hace falta valentía.
Fibrilatus.