miércoles, 7 de octubre de 2009

GRECIA TIENE QUIEN LE ESCRIBA


Fibrilatus decidió cagarse en la crisis económica española y emprendió un viaje por Grecia el mes pasado. Comparto con Uds. algunas de sus observaciones “socio-políticas-turísticas” como para salir de la rutina nacional. Entiendan: o subía esto o un video de Carrió o el rabino Bergman. Elegí Grecia, por Fibrilatus:

“No voy a recrearme en las maravillas que visité como Atenas, el Partenón, Olimpia o los monasterios de Meteora, fácilmente accesible en cualquier libro o en Google. Más bien mi impresión será sobre el país y sus gentes.

Me he sentido muy a gusto entre los griegos. Aún conservan una dimensión humana de la vida. O al menos algo más humana que los “muy desarrollados”. Persisten en su gusto por la charla, por la relación entre las personas, por el valor de la amistad. Existen innumerables terrazas en todos los bares donde la gente toma alguna cosa y se establecen conversaciones, debates y discusiones. Seguramente hablan de hombres o de mujeres, de fútbol y baloncesto, pero se mantiene con gran vigor la discusión política. Los griegos siguen siendo apasionados por la política. La demos y la polis clásicas muy vigentes. Además, coincidió mi viaje con la convocatoria electoral. Otro enfrentamiento entre los “clásicos” Karamanlis y Papandreu (aunque parece que este último lleva ventaja). Me sigue llamando la atención que un pueblo que reconoce los déficits democráticos, sabedor de la gran corrupción imperante, que sabe que los famosos incendios corresponden a la especulación inmobiliaria (en Grecia aún la ley permite construir sobre terreno forestal calcinado), pero tan apasionado por la política, aún se encuentre en manos de estas 2 familias tradicionales.

He visto sentimientos también muy arraigados: el miedo secular al “turco” (la larga historia de enfrentamientos entre ambos avala el recelo y temor mutuos) pero que comporten, sin embargo, tanta afinidad en costumbres, música y comida, la espina dolorosa de la situación en Chipre (con el dolor que me hablaban de la división de Chipre no pude evitar un escalofrío similar pensando en las Malvinas) y la religiosidad. Sobre todo, en las personas ancianas la religiosidad y veneración por los popes e iconos ortodoxos corresponden a otros tiempos. Ni en la España más profunda vemos ya esta fe y ese respeto por los curas que pude apreciar en monasterios e iglesias bizantinos.

Y el mar, ese mar que define a un mediterráneo, visto desde el barco, visto desde la orilla de una isla, visto por el día o en el anochecer, es impagable. Las islas en sí mismas no aportan mucho. Son bonitas, con pueblos muy típicos pero extremadamente turísticos, tranquilas si quieres descansar… En ese sentido, el interior de Mallorca (que tan bien conoces Aldo) o Lanzarote y las Palmas de Gran Canaria ofrecen mucho más paisajes, diversidad y autenticidad”

Fibrilatus.

Creanmé... hay pocos lugares del mundo que convocan tanto a la nostalgia como Grecia. Anduve por allí de mochilero cuando era muy pero muy joven (adivinen ustedes la edad). Aquí la prueba:

En algo no coincido con Fibrilatus: su escasa valoración de las islas griegas me parece imperdonable. Es cierto que islas del Mediterráneo como Mallorca tienen mayor diversidad paisajística y hasta un mayor interés cultural, pero justamente lo que seduce de islas como Mykonos, por ejemplo, es su uniformidad, su colorido, la parsimonia y tranquilidad de sus pobladores, el mar y sus atardeceres rojos configuran un cóctel difícil de igualar. Recuerdo que todo eso estaba presente si uno se decidía a ver los atardeceres en la montaña de atrás de la playita de Agios Stefano en Mykonos.

Pero bueno… me estoy yendo al carajo: en realidad todo esto lo hacemos con Fibrilatus para demostrar que tranquilamente podemos escribir el suplemento Viajes de Clarín. Traducido: VAMOS POR TODO. ¿O no Van Der Kooy?

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