lunes, 30 de junio de 2014

THE NEW YORK TIMES Y GRIESA



“La desigualdad no es inevitable, titula Joseph E. Stiglitz una columna en el diario The New York Times de hace 3 días.
Allí señala: "los CEOS disfrutan de ingresos en promedio, 295 veces los del trabajador típico; una proporción mucho más alta que en el pasado, sin ninguna evidencia de un aumento proporcional de la productividad.
Sostiene que el sistema político de los Estados Unidos está invadido por el dinero. La desigualdad económica se traduce en desigualdad política, y los rendimientos de la desigualdad política creciente, en desigualdad económica. La inequidad se basa en la capacidad de los tenedores de riqueza para mantener su tasa de beneficios después de impuestos, lo que implica un retorno alto en relación con el crecimiento económico. ¿Cómo lo hacen? Mediante el diseño de las reglas del juego para asegurar este resultado; es decir, a través de la política.
El bienestar corporativo aumenta en la medida en que se reduce el bienestar de los pobres. El Congreso de los EE.UU. mantiene los subsidios para los agricultores ricos a medida que reduce el apoyo nutricional a los necesitados. Las corporaciones farmacéuticas han recibido cientos de miles de millones de dólares mientras se limitan los beneficios de la asistencia sanitaria (Medicaid). Los bancos responsables de la crisis financiera mundial, se llevaron miles de millones de dólares, mientras que una mísera ayuda se destinó a los propietarios de viviendas y a las víctimas de las prácticas abusivas del financiamiento ofrecido por los mismos bancos.
El crecimiento se ha desplazado al segmento de ingresos superiores, cuya renta casi se ha cuadruplicado desde 1980. El dinero que estaba destinado para fluir hacia abajo (derrame), se ha evaporado en el clima suave de las Islas Caimán, anota Stiglitz.
En lo que se refiere a la Justicia, también hay una marcada brecha. Ante los ojos del resto del mundo, y una parte significativa de su propia población, la reclusión carcelaria en masa ha llegado a definir a los EE.UU. Un país con un 5 por ciento de la población mundial, encierra una cuarta parte de los prisioneros del mundo.
Observa Stiglitz que el acceso al sistema judicial es un beneficio del que gozan pocos. Mientras que los ejecutivos de Wall Street utilizan sus abogados para asegurar que no se los considere responsables de los delitos que provocaron la crisis del 2008, los bancos abusan del sistema legal para ejecutar las hipotecas y desalojar a la gente, incluso a algunos clientes que no deben dinero.
Expresa finalmente Stiglitz que el problema de la desigualdad no es tanto una cuestión técnico-económica; es un problema de la política práctica. Asegurar que los favorecidos por, y del sistema paguen su parte justa de impuestos y poner fin a los privilegios especiales de los especuladores; las corporaciones y los ricos, es a la vez una decisión pragmática y justa. Es reconocer la supremacía ético-moral de la equidad sobre la codicia"
Quería resaltar este artículo de Stiglitz porque, en mi criterio, el juez Griesa es, ni más ni menos, que el garante de los privilegios del capital financiero; y más que justicia administra el poder de policía de la peor escoria de Wall Street: los que reniegan de cualquier tipo de regulación (y de límites) a sus negociados. Si en Puerto Madero billetera mata galán, hoy en EEUU codicia mata política.
Por eso es importante poner en movimiento todos los organismos internacionales, grupo de países y centros de presión de la más variada entidad (desde el Vaticano hasta los jubilados italianos que quieren cobrar) para resistir las arbitrariedades de Griesa que no vale la pena analizar desde el derecho. Sabemos para quienes y a qué juega.
Está mucho en juego, aunque los cipayos locales pontifiquen dándole entidad a sus sentencias carentes de equidad.
Mueve la política.

1 comentario:

Norberto dijo...

Como dijo el Obispo Lozano, y los Obispos no son santos de mi devoción, que la teoría de derrame diga que cuando se llene el vaso de quienes tienen la manija el líquido derramará hacia abajo, no cuenta que cuando el vaso está por llenarse, lo que hacen es cambiarlo por uno mas grande.
Nunca menos y abrazos